El Esperanto como herramienta de aprendizaje
de idiomas. Hacia una nueva perspectiva.
Son
muchos los hablantes de esperanto que en pleno siglo XXI continúan manteniendo
las mismas estrategias comunicativas y los mismos argumentos que se usaban en
el siglo XIX. Sin embargo, el mundo que nos rodea ha cambiado de una forma
radical en todos los aspectos políticos, sociales y culturales.
En
la era de Internet poco importa ya que el esperanto fuera considerada una “lengua clara” en el ámbito de las
comunicaciones telegráficas, ni tampoco son un acicate los miles de volúmenes
de obras literarias a las que se puede acceder por medio del esperanto cuando
el inglés, el español, o el francés nos abren la puerta a millones de volúmenes
originales y traducidos.
La
oportunidad del uso del esperanto como lengua de comunicación del mundo
científico, de la cultura o de los negocios también pasó a la historia y ese
puesto lo ocupan hoy el inglés o el español. Tampoco se consiguió el éxito en
las esferas de la diplomacia o la política internacional donde el inglés y en
menor medida el francés cumplen aún con esa función.
¿Entonces
qué le queda al esperanto? ¿Una larga agonía hacia la extinción? ¿Acabar
convertido en una rara y pintoresca pieza de museo de la magna historia de las
lenguas de la humanidad? ¿Desempeñar el papel de idioma puente de un puñado de frikis, coleccionistas, o corrientes ideológicas
minoritarias y excluidas de la sociedad? ¿O simplemente convertirse en un mero
pasatiempo de jubilados como puede ser jugar a la petanca o hacer sopas de
letras?
Aparentemente,
las perspectivas se muestran ciertamente sombrías para la que según muchos
intelectuales de la época, estaba llamada a convertirse en la lengua auxiliar
de la humanidad. Poco cabe esperar de las iniciativas políticas que tantas
veces se han estrellado frente al muro de la incomprensión y los prejuicios.
Todo aprendiz de esperanto maravillado por las bondades de esta lengua cree ser
el primero que tiene la genial idea de luchar por convertirlo en lengua
oficial, al tiempo que se pregunta con cierta sorpresa cómo nadie ha intentado
antes hacer que el esperanto consiga ese estatus en la Unión Europea o en el
seno de la ONU. Pero la realidad pronto quebrará y aplastará sus ilusiones de
una forma tan cruel que probablemente él mismo desista y abandone su pasión por
el esperanto.
El
otro peligro consiste en caer en las redes del esperantismo endogámico
institucional, con sus clubes, sus fundaciones, sus asociaciones, y su panoplia
de delegados, presidentes, secretarios, redes sociales, revistas, congresos y
celebraciones de todo tipo que pueden atraparte en un delicioso mundo hermético
y cerrado que se retroalimenta a si
mismo, y que en algunos casos no tiene el menor interés en difundir o luchar
por un reconocimiento real de la lengua en todos los niveles.
Pero
existe otra vía. En primer lugar debemos analizar el motivo por los que la gente
decide aprender un idioma. Los hablantes de esperanto caracterizados por un
gusto o atracción especial por las lenguas no suelen tener mucha conciencia de
este hecho, y es que la mayoría de la gente aprende una lengua por motivos
puramente económicos o laborales, esto es, tienen una visitón totalmente
pragmática y utilitarista del aprendizaje de idiomas. Pocos aprenden un idioma
atraidos por su belleza estética, la riqueza de su morfología, o seducidos por
la idea de leer su literatura original. El 90% de la gente entiende el aprendizaje
de idiomas como una obligación para su futuro profesional o una inversión de la
que espera conseguir beneficios académicos o laborales.
Entonces,
¿Qué puede ofrecer el esperanto a los ciudadanos del siglo XXI que no ofrezcan
ya el inglés u otros idiomas?
Su
valor propedéutico, esto es, el
poder intrínseco de la lengua internacional de favorecer, facilitar e
incrementar el aprendizaje de otros idiomas a una velocidad mucho mayor y de
una forma más efectiva al posibilitar una comprensión de la estructura y de los
elementos intrínsecos que conforman toda lengua, de una manera natural y casi
inconsciente. Un valor que ha sido demostrado y puesto de manifiesto en
numerosos estudios científicos y pedagógicos pero que en los siglos XIX y XX
había quedado en un segundo plano frente a otros beneficios y ventajas del
esperanto que hoy ya no son tan relevantes.
Habrá
quienes alegarán que el aprendizaje de las lenguas clásicas como el latín, el
griego o de cualquier lengua natural producen idénticos efectos, pero tales
afirmaciones carecen de fundamento, ya que si bien el aprendizaje de un idioma
contribuye siempre al aprendizaje posterior de otros, las características
intrínsecas del esperanto hacen que el tiempo y el esfuerzo invertidos sean
mucho más productivos, además de ser aplicable al aprendizaje de prácticamente
todos los idiomas del mundo ya que si bien el vocabulario del esperanto es una
introducción excelente al léxico de todas las lenguas occidentales y
especialmente al de las lenguas románicas, la gramática del esperanto nos
acerca a una mejor comprensión del japonés, el chino o el turco o el suajili,
algo que nunca se conseguiría aprendiendo latín o griego.
En
el siglo XXI aprender esperanto debe ser interesante no ya solo como meta en si
mismo, sino como entrenamiento para iniciar con éxito y rapidez el aprendizaje
de cualquier otra lengua. Así como el ajedrez
o el uso del ábaco contribuyen a
desarrollar la competencia matemática, y han sido introducidos de forma
innovadora y generalizada en los planes de estudio de un número creciente de
escuelas y centros educativos, el esperanto es capaz de entrenar y de ordenar
el pensamiento de forma lógica, coherente y eficaz para una comprensión
profunda de los elementos y mecanismos que componen una lengua, de manera que
una vez que se aprende esperanto no resultan ya extrañas las estructuras
propias del húngaro, el ruso o el coreano.
Bastaría
ofrecer el esperanto como materia optativa o actividad extraescolar en los
centros educativos durante un curso escolar para beneficiarse de las ventajas
que su aprendizaje produce en la adquisición de los idiomas meta ya sean estos
el inglés, el francés, el alemán o el chino.
Igualmente
otra de las ventajas intrínsecas del esperanto en el campo educativo reside en
el desarrollo de la competencia social y
ciudadana especialmente en el campo de la Educación Intercultural, en tanto que como lengua de comunicación
internacional fomenta el interés, la curiosidad y el entendimiento hacia todas
las lenguas y culturas del mundo. Una lengua neutra que no pertenece a ningún
pueblo o nación pero que puede ser usado indistintamente por cualquier persona
del mundo y que permite a través de ese contacto directo y personal el acceso a
la cultura del otro en pie de igualdad y respeto.
Por
si estos argumentos no fueran ya por si mismos suficientes para justificar la
conveniencia de introducir y fomentar el estudio del esperanto en el sistema
educativo, el estudio de esta lengua cuenta con el apoyo de dos resoluciones
favorables de la UNESCO en las que
recomienda su aprendizaje. Y además es posible conseguir un diploma oficial de
reconocimiento internacional en sus distintos niveles, emitido por la
Universidad de Budapest (Hungría) en el marco de referencia establecido por la Unión Europea.
A.
Fabián Jiménez
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